El autoconsumo en edificios comunitarios se divide en dos modalidades: usos comunes y autoconsumo colectivo. En el autoconsumo para usos comunes, la energía solar generada se destina a cubrir el consumo de las áreas compartidas del edificio, como la iluminación de pasillos, el funcionamiento de ascensores o sistemas de ventilación. Esta opción permite reducir los gastos comunes, optimizando el presupuesto comunitario.
Por otro lado, el autoconsumo colectivo permite a cada vecino aprovechar la energía solar para su consumo particular. Aquí, cada vivienda se beneficia de una parte de la energía generada, logrando ahorros individuales en sus facturas. Esta modalidad es ideal para aquellos propietarios interesados en reducir su consumo eléctrico a nivel doméstico, manteniendo a la vez una gestión centralizada del sistema.